| Enma Daiō | |
| Nombre | |
|---|---|
| Nombre Romanizado | Enma Daio |
| Significado | Gran Rey Enma |
| Datos | |
| Clase | Kami |
| Tipo | Buda |
| Hábitat | Jigoku y Meido |
Enma Daiō es el gobernante del Jigoku y Meido y el primer de los trece jueces de los muertos.
Origen[]
Los orígenes de Enma residen en la India. En la mitología védica se le conoce como Yama, el dios de la muerte. Desde los Vedas, la idea de Yama se difundió en el hinduismo, el sijismo y el budismo. El budismo viajó a China, llevando a Yama con él, y mezcladolo con religiones y supersticiones locales antes de ser llevado a Japón durante la dinastía Tang. A medida que el budismo chino se mezclaba con las religiones y supersticiones japonesas, poco a poco se convirtió en el dios conocido como Enma.
Leyenda[]
Viste en túnicas de un funcionario antiguo del gobierno de la dinastía Tang de China, y lleva una expresión temible en su cara. Es servido por dos secretarios, Shiroku y Shimyo, así como un número de otros criados oni cuyos jefes son Gozu y Mezu. Su nombre es invocado a menudo por los padres que regañan a sus niños: "¡Si mientes, Enma rasgará tu lengua!"
El principal deber de Enma es juzgar las almas de los recién fallecidos y enviarlos a su destino. Tiene un gran pergamino en el que registra todos los actos buenos y malos de cada persona para usar como evidencia contra ellos cuando llega su juicio. Supervisa la tortura y el sufrimiento en el Jigoku, asegurándose de que cada alma reciba suficiente castigo.
Al igual que muchas figuras demoníacas del folklore japonés, Enma tiene un honji o verdadera forma, que es la de un Buda o bodhisattva. La forma verdadera de Enma es Jizō Bosatsu, el guardián del mundo terrenal, dios de viajeros y protector de los niños. Jizō es cálido y compasivo, amado en todo Japón, la deidad que hizo un voto solemne de no convertirse en un Buda completo hasta que todas las almas han sido liberadas del sufrimiento en Jigoku. No es raro ver pequeñas estatuas de Jizō de piedra roja a lo largo de caminos y senderos, y en cementerios de todo Japón. Mientras Enma puede parecer temible y aterrador, en el fondo, es un dios bondadoso y compasivo, y realmente desea salvar a cada alma de la condenación.[1]